Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

365. La Manzana

June 15, 2022 Juan David Betancur Fernandez Season 4 Episode 98
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
365. La Manzana
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Había una vez un Un caballero que había sido educado con todas las normas de respeto por la iglesia y que se había encomendado a su Dios como ningún otro. Este hombre era pues el más piadoso de los hombres, pero si sus costumbres eran puras y buenas su alma no lo era. Este hombre había cometido muchas vilezas ya que siempre se dejaba llevar de sus pasiones. El hombre vivía en un eterno dilema entre las enseñanzas de sus antepasados y la iglesia y sus deseos humanos. 

 

Después de pasar años viviendo esa doble vida, el caballero decidió acudir donde un clérigo para que lo confesara y asi finalmente salir de sus pecados. El clérigo que conocía claramente el alma de aquel caballero por medio de las confesiones que había recibido de otras personas en la región, temía que aquel hombre que posaba de tener una actual perfecto y claro no tuviera la fortaleza para enderezar su vida. Asi que decidido a enderezar el alma de aquel caballero, decidió probarlo colocándole una penitencia difícil de cumplir. 

 

El caballero se confeso piadosamente, pero cuando recibió la penitencia, se dio cuenta que no sería capaz de cumplirla y por lo tanto le aclaro al clérigo que el no podría cumplirla ya que su alma era débil en ese aspecto. 

 

El clérigo le cambio la penitencia pero aún el caballero le confeso que el no seria capaz de cumplirla. El clérigo de nuevo le cambio la penitencia pero el caballero de nuevo le dijo que no podría cumplirla. Exhausto con el proceso finalmente el cura le dijo. 

 

Dime tu que penitancia serías capaz de cumplir. 

 

El caballero pensando le dijo. 

 


 —En mi finca hay un manzano que da unos frutos tan ácidos y miserables que
 jamás pude comerlos. Si estáis de acuerdo, sea mi penitencia que durante mi vida no
 pruebe una sola de esas manzanas.

 

El clérigo oyendo esto se dio cuenta que la penitencia no tenia ninguna dificultad, pero igualmente sabía que en el alma humana todo aquello que es prohibido llega a ser gracias a la acción del Diablo, una terrible tentación difícil de rechazar. Y sabía que el alma de aquel caballero no era muy fuerte y pronto sucumbiría pese a la acidez de las manzanas. 

 

Conocedor del alma humana y del alma de aquel caballero acepto y le dijo.

 

—Por todos tus pecados te impongo que jamás comas a sabiendas los frutos de aquel árbol de manzanas que crece en la entrada de tu hacienda. So pena de que si lo haces Dios te castigara con la pena mayor. 


 El caballero se marchó feliz ya que sabía que la pena que el sacerdote le había puesto no era difícil de cumplir. Al fin y al cabo la pena se le había ocurrido a el y era claro que nunca sentiría deseo de incumplirla

 Pero el árbol estaba allí en un sitio que cada vez que entraba o salia de su finca tenía que verlo.  Asi cada que el pasaba frente a el árbol recordaba que había recibido la orden sagrada de no probar los frutos de aquel árbol de manzanas acidas y desagradables. Y como lo sabía el sacerdote con el recuerdo y la prohibición el diablo siempre hacia la tentación mayor. 

 

Con los días aquella tentación se fue volviendo más y más fuerte y un aciago día el caballero paso frente al árbol y vio una bella y fulgurante manzana a la altura de su mano y tal como lo había hecho aquel que tento a la primera mujer hoy tentaba a aquel caballero. Y sin saber porque lo hacia y sabiendo que el sabor de aquella manzana era terriblemente acido arranco con un movimiento la manzana. 

 

Y se sentó debajo de aquel árbol de manzanas con la manzana en la mano, mientras en su alma se debatían con fiereza las reglas de cumplimiento religioso que sus antepasados le habían enseñado frente a el cumplimiento de una penitencia y la tentación abrazadora de probar lo que estaba t