Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

386. La guitarra (Adultos)

September 14, 2022 Juan David Betancur Fernandez Season 5 Episode 19
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
386. La guitarra (Adultos)
Show Notes

Había una vez un guitarrista que tenía como su mayor pasión tocar la guitarra. Desde pequeño su padre le había enseñado que la guitarra podía ser su mejor aliada cuando creciera. Que debía aprender a tocar bellas canciones y que cuando creciera vería como la reacción de las mujeres sería maravillosa.

 

El muchacho decidió seguir los consejos de su padre y durante años dedicó su tiempo libre a aprender a tocar aquella guitarra. Horas y horas de dedicación poco a poco fueron dando los frutos y después de un tiempo ya conocía aquella guitarra a la perfección. Ya sabía cómo mover sus dedos sobre ella para que produjera sonidos dulces, cómo mover su mano para hacerle sonar con angustia o dolor, como acariciar sus cuerdas para que se elevaran de su caparazón sonidos de placer. El muchacho sentía que aquella guitarra era parte de el mismo y que podía escucharla sonar horas y horas sin cansarse. 

 

La guitarra era su compañía permanente. Ella estaba con él a todo momento y cuando no estaba en su hogar, el la tomaba y colgada de sus hombros la llevaba a todas partes. Así cuando el muchacho llegaba a una reunión de amigos, siempre la guitarra era su compañera. Todos se alegraban de verlo llegar ya que sabían que este muchacho y su guitarra los deleitará con sus melodías, canciones y sonetos. 

 

La pasión de el joven era tal por la guitarra que cuando se iba a dormir la dejaba acostada al lado suyo. Le gustaba sentir el suave y ondulado contorno del cuerpo de la guitarra junto a el, sentía como la boca de la guitarra le llevaba algunos sonidos cuando el se movía y como el mástil le servía de guía para asegurarse de su presencia. Era para el lo más importante de su vida. 

 

Ya un poco mayor, cuando comenzó a estudiar en la universidad, su guitarra fiel compañera, le comenzó a mostrar otras ventajas. Alguna vez sus compañeros lo invitaron a una fogata en la playa y como siempre llevo su guitarra y el mundo cambió para el y para su guitarra. 

 

Como siempre todos lo recibieron alborozados y se sentó junto a la fogata con su guitarra y mientras los pedazos de leña sonaban y dejaban salir fulgurantes colores de fuego en aquella noche estrellada su guitarra comenzaba a sonar con unos leves compases. Todas las miradas de se dirigieron hacia el y el complacido comenzó a tocar y cantar una canción suave, melodiosa, romántica. Una canción que evocaba claramente el amor. Y todas las jóvenes fijaron su atención en aquel muchacho como si una fuerza hipnótica se hubiera apoderado de ellas. Cada movimiento de sus manos sobre el cuerpo de aquella guitarra producía un pequeño tremor en el cuerpo de las jóvenes, cada vibrar de las cuerdas hacía vibrar sus más profundos deseos, cada nota que salía de la boca de aquel instrumento resonaba en sus bocas. Y aquel muchacho empezó a experimentar el éxtasis de ser objeto del deseo. Y comenzó a cantar cada vez más y más y su guitarra lloraba, gemía, cantaba, saltaba y las muchachas resonaban ante cada nota. 

 

Y de pronto una boca dulce se acercó a el y sin saber cómo sus manos dejaron caer la guitarra sobre la arena y estas mismas manos  comenzaron  a recorrer el cuerpo de una joven y sus dedos tocaban ya las fibras más dulces y profundas y la boca de la mujer dejaba salir suaves murmullos cuando las curvas de su cuerpo eran recorridas por las diestras manos de aquel guitarrista. 

 

Y en la playa junto a su guitarra, el joven guitarrista comenzó a practicar una larga noche de pasión y desenfreno. Y cuando la luz del amanecer comenzó a iluminar su cuerpo se levantó y noto que algo faltaba. Su guitarra. Desesperado busco por toda la playa sin encontrarla y nadie le daba razón de su paradero. Y ella desapareció para siempre. Y nunca se enteró que aquella guitarra celosa y dolida de sentirse abandonada se había escapado con otro aprendiz de guitarrista. &amp