Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

388. Las monedas de oro (Infantil)

September 19, 2022 Juan David Betancur Fernandez Season 5 Episode 21
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
388. Las monedas de oro (Infantil)
Show Notes

Había una vez un rico mercader que estaba planeando hacer un largo viaje, pero estaba preocupado de dejar sus tesoros. Por lo tanto llamo a un amigo y le dijo. 

 

Mira tu eres mi mejor amigo y quisiera encargarte de algo muy importante. Tengo unas monedas  de oro que quisiera dejar a tu cuidado. Dime si tu me los puedes cuidar. 

 

El amigo acepto con gusto y espero en su casa hasta que llego una carretilla con las monedas de oro. El amigo quedo maravillado porque no sabía que eran tantas monedas. Inmediatamente tomo la carretilla y la llevo al establo donde en una de las caballerizas, debajo de el heno oculto las monedas de oro garantizándole al amigo que allí quedarían bien resguardadas. 

 

El mercader quedo muy contento de la ayuda de su amigo y salió al día siguiente de viaje. Paso el tiempo y una mañana llego el mercader después de su viaje y fue directamente a la casa de su amigo para recuperar las monedas de oro. 

 

El amigo al verlo se asusto mucho y cuando el mercader le pregunto por las monedas le dijo. 

 

Mi amigo. Te tengo muy malas noticias. Resulta que en las caballerizas donde ocultamos las monedas de oro hay una ratas y sin que me diera cuenta parece que estas ratas se comieron tus monedas de oro. 

 

El mercader enojado y sospechoso de su amigo, pero en total calma le dijo. No me digas que eso paso. La verdad no sabía que las ratas podían hacer eso. Ya veremos que podemos hacer. De salida de la casa el mercader paso por la caballeriza y allí encontró un bello caballo color azabache que era el orgullo de su amigo. En silencio tomo el caballo y se lo llevo para su hacienda y lo oculto en la parte de atrás de su casa. 

Al otro día el amigo salió a buscar a su caballo y no lo encontró, asi que sospechando del mercader fue hasta su casa y tocando la puerta le pregunto. 

Amigo ayer que estabas en mi hacienda, de casualidad no viste mi caballo azabache. Es un caballo muy costoso y no quisiera pensar que alguien se lo robo. Lo quiero mucho y estoy desconsolado. 

 

El mercader haciendose el bobo, le contesto. La verdad es que cuando yo Sali de tu casa, pase cerca de la caballeriza y creo haber visto una lechuza que salia de uno de los corrales. Y podría afirmarte que llevaba un caballo entre sus garras. 

 

Una lechuza. Dijo el amigo. Como me puedes decir esto. Lo que me dices es absolutamente imposible. Es la mayor tonteria que he oído. Una lechuza no puede jamás levantar el peso de un caballo que es 100 veces más pesado que ella. 

 

Em mercader sonrio con una mirada extraña y le dijo. Pues yo vi una lechuza llevando un caballo. Estoy seguro que esa es la culpable. Además si en este pueblo las ratas comen oro, es muy probable que las lechuzas se roben los caballos. 

 

El amigo ladron comprendio que el mercader sabía que estaba mintiendo y disculpándose le reconoció que había robado las monedas de oro y que se las iba a devolver. A cambio el mercader le devolvió su caballo, pero nunca más volvió a creer en la palabra de su disque amigo.