Juan David Betancur
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Había un vez en un mundo africano un dios llamado Nyame que era el dios del cielo y amo absoluto de todo bajo él. Nyame teria todas las riquezas pero la mayor de ellas era que el dios Nyame tenía todas las historias almacenadas y en su poder.
No había ninguna historia disponible para las tribus de las tierras. Los hombres no tenían pues acceso a los cuentos, a las leyendas y a los mitos.
Los grandes reinos hacían todos los esfuerzos para poder contar con sus historias y cuentos, pero cada que una historia aparecía era almacenada por el dios Nyame y no había nada que pudieran ofrecer al dios para que les abriera el acceso a ellos.
Al mismo tiempo había un dios araña que se llamaba Anansi que era muy cercano a los hombres y que preocupado por la falta de historias decide ofrecer un precio por las historias. Nyame acepta vender los cuentos pero pone pone un precio altísimo, pues estaba seguro que Anansi sería incapaz de cumplir con el “costo”. Es aquí cuando le ordena que traiga ante él cuatro de las criaturas más peligrosas y feroces del mundo, Onini la pitón, los avispones Mmoboro, Osebo el leopardo Osebo y el hada Mmoatia
Para sorpresa de Nyame que pensaba que esto seria imposible, Anansi no solo acepta sino que ofrece entregar a su propia madre, Ya Nsia, junto con las cuatro feroces criaturas
Y pese a que para los hombres no existían las historias, en ese mismo momento comienza la primera. La de Anansi que inicia con sus aventuras.
Anansi decide contarle a su familia la difícil tarea que tiene por delante y su esposa Aso decide ayudarlo para que pueda llevar a cabo cada uno de sus retos.
Primero fue la piton Onini: Para ello Anansi simulo que tenía una discusión con su esposa acerca del tamaño de Onini, diciendo Aso alegaba que Onini era más pequeño que una rama de bambú y Anansi decía que no era así. La serpiente escucha a Anasi y decide ayudar a Anansi en la discusión con su esposa. De esta manera le pregunta a Anansi como puede demostrarse. Anansi le dice que la mejor manera es que se enrolle alrededor de una rama que el había preparado y así probar su enorme longitud, La serpiente Onini gustosa se acerca a la rama y se enrolla. Obviamente era más grande que una rama de bambu, pero en ese momento Anansi se acerca a la rama y usando unas cuerdas preparadas previamente ata la serpiente Onini, y tomando la vara de bambu con la Piton amarrada a ella, se la lleva triunfante al dios Nyame.
Nyame sorprendido advierte a Anansi que todavía tiene mucho para hacer para cumplir con el compromiso para comprar las historias
El siguiente debe ser atrapar a las avispas, Anansi recorrio las planicies y las montanas buscando donde se encontraban los avispones Mmoboro. Al verlos decidio subir a las alturas de las nubes y utilizando el agua que ellas contenían dejo caer una lluvia sobre las avispas. Estas tratando de huir vieron una gran calabaza que había sido instalada por el mismo Anansi. Volando entraron en la calabaza y cuando todas estuvieron allí el dios Anansi cerro la entrada y tomando la calabaza se la llevo a Nyame. Quien de nuevo le recordó que aún no ha terminado.
Llegó el turno de Osebo, el leopardo. Este leopardo vivía tranquilo recorriendo las planicies mientras cazaba. Anansi decidio cavar un pozo en el camino que usualmente recorria Osebo, luego lo cubrió con matorrales y lo camuflo totalmente. Efectivamente al siguiente día el leopardo paso por su ruta de caza y cayo en el pozo profundo. Anansi vio al leopardo absolutamente indefenso en el poso y se lo llevo a Nyame. El dios supremo le recordó que aún le faltaba cumplir su tarea.
Finalmente llega el turno del hada Mmoatia, lo cual requirió un plan mucho más elaborado: Anansi talló una muñeca akua (