Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

270. Las hormigas (Leyenda de Nigeria)

June 09, 2021 Juan Betancur Season 3 Episode 66
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
270. Las hormigas (Leyenda de Nigeria)
Show Notes

Cuenta una antigua leyenda de Nigeria que hace mucho tiempo vivían en un poblado africano dos personas totalmente opuestas: uno de ellos era muy pobre, pero muy generoso. Además, trataba muy bien a los animales, y hasta compartía el poco pan que tenía con las hormigas que andaban cerca de su jardín.

Las hormigas, agradecidas, respetaban sus plantas y cuidaban sus flores. 

En el otro extremo del poblado vivía un hombre muy avaricioso y cruel con los animales. Pisaba todas las hormigas e insectos que encontraba a su paso y lanzaba piedras a cualquier animal que se acercara. Además, atesoraba monedas de oro debajo de su cama como un tesoro que jamás compartía con nadie.

Las hormigas, que sentian una gran admiracion por aquel que les regalaba migajas de comida, sentian que no era justo que este fuera pobre en cambio aquel que siempre pretendia pisarlas fuera rico y un dia  se reunieron para encontrar una solución a esa injusticia:

– Amigas- dijo la hormiga reina- Debemos ayudar a nuestro amigo. No puede ser que sea tan bondadoso y tan pobre. En cambio, el otro aldeano es rico y nos trata fatal. ¿Qué podemos hacer para castigarle y premiar a nuestro amigo?

Entonces, a una de las hormigas presentes en la asamblea, se le ocurrió una idea:

– ¡Ya lo tengo!- dijo entusiasmada- ¿Y si cavamos un túnel desde la casa del hombre rico hasta la casa del hombre pobre y aprovechamos mientras duermen para llevar monedas de oro de uno a otro lado?

– ¡Qué buena idea!- dijeron todas.

Y así hicieron: por la noche, las hormigas cavaron un túnel de hormigas que conectaba las dos casas y trabajando como hormigas, llevaron a casa de su amigo unas cuantas monedas de oro que tomaron de la casa del hombre rico. Al despertar, ambos se sorprendieron:

– Pero… ¿Quién ha dejado junto a mi cama estas monedas de oro?– se dijo el hombre pobre-. Sin duda… ¡es un regalo de los dioses!- Y, contento, guardó las monedas bajo la cama.

El hombre rico y avaro, sin embargo, en seguida notó que le faltaban las monedas puesto que las contaba todos los dias, pero no comprendía qué podía haber pasado… La puerta estaba cerrada, no había entrado nadie. ¿Quién le había robado?

Lo mismo ocurrió durante los dias siguientes hasta que las se llevaron las últimas monedas de oro a la casa del pobre. El hombre rico, al despertar, pegó un tremendo grito. Tan fuerte, que todos los aldeanos acudieron asustados.

 

– ¿Qué ocurre?- dijeron los aldeanos al llegar a casa del rico- ¿Por qué gritas así?

¡Me han robado! ¡Todo mi oro! ¿Quién ha sido? ¿Cómo lo han hecho?

Entonces, el hombre se fijó en que había un pequeño agujero bajo su cama.

– ¡Ya lo tengo! ¡Por aquí ha sido! Debemos buscar el otro extremo. Iré casa por casa buscando un agujero como este… ¡Y daré con el ladrón!

El hombre rico, lleno de furia, fue casa por casa buscando el otro extremo del agujero… hasta que llegó a casa del pobre y lo encontró, junto a la montaña de monedas de oro.

– ¡Aquí tenemos al ladrón!- gritó enfurecido el hombre rico.

¡Yo no hice nada!– intentó defenderse el hombre pobre-. Encontré cada mañana unas monedas y pensé que era un regalo de los dioses… ¿Cómo voy a caber yo por ese agujero?

– Seguro que eres brujo y cambias de tamaño- insinuó el hombre rico.

Todos le miraron a