Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

288. Hormiga blanca (Leyenda Mapuche - Argentina)

September 13, 2021 Juan Betancur Season 4 Episode 15
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
288. Hormiga blanca (Leyenda Mapuche - Argentina)
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Había una vez un cacique araucano o mapuche que vivía en lo que hoy conocemos como la Patagonia.  La hija del gran cacique araucano no era una mujer común. Por su belleza especial, que la distinguía entre todas las demás mujeres, la llamaban Hormiga Blanca.

En su pueblo, había un solo hombre más poderoso que su padre: era el malvado brujo Cuervo Negro, al que todos temían. Lo llamaban así porque siempre gruñía enojado con su voz cascada como un graznido de cuervo. Pero además tenía una enfermedad de la piel: en algunas partes del cuerpo se le desprendía en escamas blancas, como de caspa, y en otras partes estaba roja y supuraba. Su aspecto era repugnante.

 

Para ganarse su buena voluntad, el cacique había decidido darle a su bella hija como esposa. El gran jefe era un hombre sensato y sabía que cuando alguien es muy peligroso, lo más seguro es tenerlo a favor, dentro de la familia, antes de que se convierta en enemigo.

Hormiga Blanca no estaba muy entusiasmada. Cuervo Negro era viejo. 

Uno de los jóvenes guerreros, fuerte y atractivo, estaba enamorado de la muchacha, y ella le correspondía. El muchacho era muy pobre, pero se esforzó en la caza y en la guerra para reunir suficientes regalos y pedir su mano. El gran cacique lo consultó con Cuervo Negro y los dos se pusieron de acuerdo en un plan cruel, para no permitir a los dos muchachos estar juntos. No bastaba con decirle que no: había que librarse del molesto pretendiente. Hormiga Blanca debía olvidarlo para siempre.

-Has trabajado mucho para poder pedir a mi hija. Pero aun así, no puedes ser mi yerno todavía -dijo el cacique. No tienes oro, ni piedras preciosas verdes. No tienes gente a tu sombra: ni eres jefe, ni tienes parientes nobles. Pero hay una solución: si bajas por el abismo de la montaña, abajo encontrarás grandes tesoros. Serás rico y podrás casarte con Hormiga Blanca.

El terrible precipicio del que hablaba el cacique era tan profundo que ningún ser humano había llegado a ver el fondo. Las rocas de la pendiente eran tan blancas y peladas que las llamaban huesos-de-piedra.

Hormiga Blanca había escuchado cuchichear a los dos viejos y había oído los detalles del plan. De esta manera se acerco a su amado guerrero y le dijo

-En cuanto empieces a bajar - te arrojarán desde arriba rocas calentadas al fuego. Debes refugiarte en una gruta que verás al costado.

 

El muchaco comenzó a bajar y muchas rocas calientes comenzaron a caerle, siguiendo las instrucciones de hormiga blanca se escondio en la gruta y espero hasta que los que le tiraban las piedras se hubieran marchado y luego subio por la pendiente. 

Al día siguiente el muchacho volvió a la aldea sin tesoros, pero sano y salvo.

-Abajo no hay oro ni piedras preciosas -aseguró. Solo espíritus malvados. Por amor a Hormiga Blanca, conseguí librarme de ellos y volver.

Cuervo Negro y el cacique apenas habían considerado la posibilidad de que el joven sobreviviera. Pero rápidamente pensaron en otra tarea mortal.

-No importa que no tengas tesoros. Si te subes a ese árbol y nos
 traes el nido que hay en la rama más alta, tendrás a mi hija como esposa -dijo el cacique. Pero tienes que ir desnudo, para demostrar tu valor y resistencia al dolor. Y traernos los huevos sin que se rompan, para demostrar tu destreza.

El árbol tenía una corteza áspera y pinchuda, que lastimaba la piel de quien intentara treparlo. Pero además Cuervo Negro lo había untado con un veneno mortal. De nuevo la muchacha había escuchado todo el plan y consultando con una mujer que conocía todos las curas posibles, esta le dio una especie de crema muy espesa que se usaba para protegerse de los insectos, hecha de arcilla roja y grasa de ñandú, el avestruz petiso de la Patagonia.

  Y hormina blanca le dijo a su enamorado

 

-Esta pomada te protejerá. Pero tienes que untarte en todo el cuerpo una capa muy gr