Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
423. La princesa y el Sol (infantil)
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Había una vez un poderoso rey que vivía en un reino muy grande y rico. El rey estaba casado con una hermosa reina y entre ambos tenían una hija. La hija tenía todas las bellezas del mundo y todos el mundo cuando la veía pensaban que era más bella que todas las flores.
Pasaba el tiempo y la niña no mostraba ninguna inclinación por hombre alguno. Cuando salía a montar a caballo, todos los jóvenes salían a verla y trataban de ganar su atención, pero la joven simplemente los ignoraba y seguía su camino.
El padre un día decidió conseguirle un marido y para esto organizo una gran fiesta donde invitaría a todos los jóvenes apuesto del reino y de reinos alrededor. A la fiesta llegaron jóvenes de toda clase. Altos, bajos, rubios, morenos, locales, y extranjeros.
Pero la joven no le prestaba la atención a ninguno, se pasaba la noche simplemente mirando por una ventana mientras los jóvenes pretendientes se deshacían en elogios y regalos. Pero la joven siempre los rechazaba.
El rey al ver el comportamiento de su hija decidió preguntarle que pasaba y como la podrías ayudar. La joven dando un gran suspiro simplemente dijo. Yo amo el Sol. Con el me quiero casar. El rey enfureció y sabiendo que su hija deseaba un imposible le dijo.
Casarte con e Sol. Estas loca hija mía. Y cansado de la actitud de la hija, llamo a los guardias y les pidió que acompañaran a su hija hasta las puertas del reino, y la depositaran fuera de del pueblo.
La princesa desconsolada comenzó a caminar donde sabía que estaba su amado, hacia el este. Sabía que el sol salia por el este y sabía la distribución de las estrellas durante la noche. Sabía cómo caminar sin descanso. Finalmente llego a un palacio donde supuestamente descansaba el sol cuando la luna estaba activa.
Toco la puerta y una mujer de avanzada edad le abrió la puerta preguntándole. Quien eres y que haces aquí
La princesa tímidamente le explico como desde niña estaba enamorada de el sol y que su mayor sueño era casarse con el sol .
La viejita le dijo. Mira niña el sol es mi hijo y yo lo quiero mucho, debes entender que tu una simple mortal no puede casarse con el sol. Además si lo miraras de frente, tus ojos no resisarían y pasarías a ser ciega inmediatamente.
La niña le prometió que si lo dejaba casarse con ella, ella nunca lo miraría a la cara y que solamente buscaría alternativas para convivir juntos. La madre del sol finalmente permitió que el sol se casara con la princesa y ambos se fueron a vivir juntos en lo alto de la torre de aquel palacio. Allí el sol se levantaba bien temprano y la princesa lo veía salir por la ventana a trabajar como todos los días. Siguiendo la promesa que había dado nunca miraba al sol a la cara. Paso un año y la princesa empezó a sentir curiosidad de ver cómo era realmente la cara del sol. Pero temerosa de quedar ciega y siguiendo la promesa hecha a la madre del sol se controlaba. Y un día empezó a pensar en modos de mirarlo sin mirarlo directamente.
Como la princesa era muy ingeniosa decidió hacer algo ingenioso, lleno un vaso con agua y tomando colores de la naturaleza tiño el agua del vaso de un color oscuro. Así cuando el Sol volviera de su trabajo diario su luz entraría por el vaso y ella parada al otro lado podría ver la real cara del sol sin quedar ciega.
Y así lo hizo.
Lo que vio la maravillo. El sol mirado de frente a través de un liquido oscuro era absolutamente bello. Podía ver cada uno de sus rayos que emanaban de su cara, podía ver unos puntos negros que eran sus ojos y podía ver su sonrisa.
Era el ser más hermoso que hubiera contemplado en su vida. Y de verlo tan bello perdió la noción del tiempo. S