Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

434. El toro de Norroway. (Escocia)

Juan David Betancur Fernandez Season 5 Episode 72

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En Norroway, hace mucho tiempo, vivía una dama que tenía tres hijas. Un día, la mayor le dijo:

—Cuéceme un bannock y ásame un collop, porque me voy a buscar fortuna.

Su madre así lo hizo, y la muchacha se fue a visitar a una vieja bruja lavandera y le dijo que se iba a buscar fortuna. La bruja le dijo que si se quedaba vigilando la puerta trasera, su fortuna llegaría. Al tercer día llegó un apuesto hombre en un carruaje de seis caballos.

—Es para ti —dijo la bruja.

La muchacha entró en el carruaje y partió rápidamente.

Al día siguiente la segunda hija llegó a la casa de la bruja. Cuando miró por la puerta trasera de la bruja vio a un apuesto hombre en un carruaje de cuatro.

—Es para ti —dijo la bruja.

Entonces la tercera hija le dijo a su madre:

—Cuéceme un bannock y ásame un collop, porque me voy a buscar fortuna.

Fue a la casa de la bruja lavandera, como sus hermanas antes que ella, y esperó en la puerta trasera a que llegara su fortuna. Nadie llegó el primer día, ni el segundo, pero al tercero apareció un gran toro negro bramando por la carretera.


—Es para ti —dijo la bruja.

La muchacha, aterrada, gritó, pero la bruja la sentó sobre la grupa del toro y se fueron. Corrieron y corrieron hasta que la muchacha sintió que desfallecía de hambre, así que el toro le dijo que comiese de su oreja derecha y bebiera de su oreja izquierda. Ella así lo hizo, y quedó maravillosamente saciada. Más tarde retomaron el rumbo, y el toro no dejó de correr hasta que llegaron a un espléndido castillo.

—Este castillo pertenece a mi hermano —dijo el toro—. Podemos descansar aquí.

Cuando llegaron, el hermano del toro y su esposa acogieron  a la muchacha y sacaron al toro a pastar al jardín. Por la mañana, llevaron a la muchacha a un brillante salón y le dieron una hermosa manzana, diciéndole que  no la mordiera hasta que tuviera el problema más grande jamás conocido.

Al segundo día llegaron a un castillo de tamaño mediano. Mi hermano del medio vive aquí, dijo el toro 

En el castillo le dieron a la muchacha una hermosa  pera , recomendándole que no la mordiera hasta que tuviera el problema más grande jamás conocido.

 

Al final del tercer día llegaron a otro castillo, el mayor de todos.

—Mi hermano más joven vive aquí —dijo el toro.

En el castillo le dieron a la muchacha una hermosa ciruela, recomendándole que no la mordiera hasta que tuviera el problema más grande jamás conocido.

Al día siguiente, el toro y la muchacha se fueron hasta que llegaron a una oscura cañada. El toro hizo bajar a la muchacha y le dijo:

—Ahora tengo que ir a luchar con el diablo. Siéntate en una piedra y no muevas una mano o un pie hasta que vuelva. SI te mueves no podré encontrarte nunca. Si todo a tu alrededor se vuelve azul, es que he vencido al diablo; si se vuelve rojo, el diablo me habrá vencido a mí.

La muchacha se sentó en una piedra y no movió ni un músculo. Al cabo de un rato, todo a su alrededor se volvió azul, y en su alegría por la victoria del toro, la muchacha cruzó las piernas. El toro era en realidad el Duque de Norroway, que había sido encantado en forma de un toro negro hasta que venciera al diablo. Pero como la muchacha se había movido, no pudo encontrarla cuando regresó de la lucha.

La muchacha estuvo sentada durante mucho tiempo, llorando sola. Al final se levantó y se fue, no sabía adónde. Caminó sin rumbo hasta que llegó a una gran montaña de hielo. Intentó escalarla pero no pudo, así que intentó rodearla, pero tampoco tuvo suerte. Al final llegó a una herrería, y el herrero le prometió que si le servía durante siete años le haría un par de zapatos de hierro con los que podría escalar

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