Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
576. Los primeros Vaupes (Colombia)
Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.
Juan David Betancur
elnarradororal@gmail.com
Había una vez en el Vaupes colombiano un trueno que retumbo en la noche oscura previa a la creación de los hombres. El trueno retumbo tan duro que se le quebró la punta cuando golpeo la tierra. De allí esta punta reboto y se clavo en cielo inicial. El cielo se resintió y se hizo una herida profunda que comenzó a gotear sangre.
Aquella sangre pronto se seco formando un coagulo que fue removido por la lluvia y transportado por la brizna. Cuando la partícula de sangre caía en la tierra de allí salía un hombre.
Como los hombres no conocían las costumbres de aquel mundo sintieron miedo y corrieron a una gruta que encontraron al pie de una montaña. Y allí juntos comenzaron a desarrollar hilos de pensamientos formando una madeja de ideas que no tenía forma definida ya que no sabían cual seria su suerte y que pasaría más adelante.
En esta confusión mental se encontraban cuando comenzó a salir el sol con sus primeros rayos de la mañana.
Con la luz del sol su mente y sus ojos comenzaron a abrirse y poco a poco comenzaron a recibir los primeros colores de la alborada que les llenaba su mente y su vida.
Y todos comenzaron a saltar de una alegría que no comprendían porque hasta ese momento no tenían el concepto de cansancio, ni el de sueño ni el de la sed. De pronto con el paso de las horas y mientras el sol avanzaba en el cielo sobre sus cabeza comenzaron a sentir un inquietud en el estomago.
De nuevo no sabían que era lo que sentían pero vieron como una bandada de guacamayas se posaban sobre una ramas y comenzaban a rebanar unos bultos extraños de colores.
Con algunos de estos bultos que eran las frutas del árbol y que habían caído los hombres comenzaron a imitar a las guacamayas y sintieron el sabor dulce hasta que la sensación en su estomago desapareció.
Cuando el sol comenzaba a ocultarse, temerosos se dirigieron a la gruta donde habían pasado la noche anterior y allí esperaron y esperaron. Pero de pronto Daiamu, la madre del sueño entro a la gruta y les cerro los ojos perdiendo ellos la conciencia de lo que sucedía. De pronto con la nueva salida del sol volvieron a la conciencia y de nuevo comenzaron a sentir la inquietud en el estomago.
En el nuevo día decidieron explorar un poco más allá y encontraron un rio que recorría una tierra verde. El rio tenía en su interior algunos animales de colores que aleteaban alegremente.
Su boca se sentía extraña. Sentían una necesidad, pero no sabían de que. Pero en ese momento vieron un venado que se acercaba al rio y abriendo su boca tomaba de aquel liquido del rio y luego se alejo feliz.
Se preguntaron que era eso que el venado había hecho y acercando sus bocas al agua del rio tomaron de aquello y sintieron una frescura que calmaba la sensación que tenían aquella mañana. Habían descubierto el agua y como saciar su sed.
Durante el día vieron más animales comiendo frutas de otros arboles y imitándolos descubrieron nuevas frutas para comer.
Con la noche volvieron a la gruta y volvieron a sentir la presencia de la Diosa Daiamu que los hacia perder la conciencia.
A la mañana siguiente volvieron al rio y después de tomar agua observaron como los peces seguían allí moviéndose alegremente. Decidieron imitarlos y sintieron la frescura del agua en su cuerpo y que esta les quitaba el calor sofocante del cuerpo.