580. El diablo en Georgia

Juan David Betancur
elnarradororal@gmail.com

 

Hoy tenemos un cuento basado en una canción espectacular de Charlie Daniels. Les recomiendo que la escuche se llama the devil went down to Georgia. 

Habia una vez un diablo que había pasado la eternidad practicando al violín. Por alguna razón extraña era de publico conocimiento la afinidad de el diablo con aquel instrumento y por cientos de anos muchas culturas reconocían que el violín era el instrumento musical favorito del demonio.  

Resulta que un día en uno de sus recorridos por las regiones del planeta en busca de almas que les sirvieran para llenar las amplias salas del infierno, el diablo se encontró viajando por las planicies de Georgia. En aquellos pueblos de Georgia la religión es supremamente importante y los habitantes se apegaban de tal manera a los mandatos de Dios que era sumamente difícil encontrar un alma pecadora que se pudiera llevar a los calientes parajes del infierno. Sin embargo, el diablo estaba en una misión. Se juraba que aquel mismo día podría encontrar un alma que aceptara ir al infierno. 

Al pasar por un a viejo y polvoriento pueblo del centro de Georgia en una calurosa tarde de verano donde la temperatura le recordaba sus salas infernales, el diablo oyo una melodía que provenia sin duda de un violín bien tocado. Siendo el diablo un gran artista del violín se acercó a un granero abandonado y allí en el medio de aquel espacio lleno de utensilios de cultivo vio como un joven tenía en sus manos un viejo y vetusto violín. Pero pese a lo viejo y acabado que fuera dicho instrumento las notas que este violín producia en manos de aquel joven lo maravillaron. Realmente el muchacho sabía sacar las notas más fabulosas de aquel viejo violín. 

Sin avisar o pedir permiso el diablo se presento en medio del granero y con voz suave como solo los diablos pueden hablar le dijo al joven. 

Muchacho que bien tocas ese violín. Quien eres tu. El muchacho asombrado por la súbita presencia de aquel ser de oscura mirada le contesto. Yo soy Johny y soy el mejor violínista del mundo.

El diablo solto una carcajada y sin dudar le dijo. Que bien muchacho veo que tienes la arrogancia de la juventud. Quiero hacerte una apuesta aquí y ahora. Te reto a que me demuestres que eres mejor que yo. Yo soy el diablo y soy reconocido por ser el mejor violínista del universo. Seguramente has oído de mi. 

Claro dijo Jhonny he oído mucho pero siempre lo he considerado como habladurías de viejas. Nadie toca el violín como yo y eso te incluye a ti mi querido demonio. Y no veo que puedes apostarme en este caso. 

El diablo al ver la insolencia de aquel joven le replico. Mira y de debajo de su capa saco un violín de oro. Un violín que reflejaba los rayos del sol que se ponía en aquellos momentos. Un violín perfecto y bello. 

El joven no podía creer lo que veía y titubeando atino a decir. 

Wow señor diablo ya veo que tiene usted una joya de violín. Cuanto quisiera que fuera mio, pero no se que puedo yo ofrecer a cambio de tamaña maravilla. 

El diablo riendo, como solo un diablo sabe reir, dijo…. Tienes algo muy valioso en ti que estaría encantado de tener. Tu alma. Te apuesto este mi violín de oro a tu alma. Si tu me ganas en destreza musical con tu violín yo te dare mi violín dorado, pero si por el contrario, tu pierdes tu me daras tu alma. 

Jhony sabia que el diablo valoraba las almas y en especial aquellas que era buenas y honradas. Sabía que toda su vida había sido un buen muchacho, pero sus ojos no se podían apartar de aquel violín de oro que el diablo movia frente a su cara. 

Sin dudarlo,