Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
615. El copo Mágico (Infantil)
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Juan David Betancur Fernandez
elnarradororal@gmail.com
Habia una vez un conejito llamado nieve que vivía en lo más profundo de un bosque. Nieve sabía que su nombre se debía a que había nacido en una noche en la que caia la nieve y la mama conejo decidio darle ese nombre a su hijito para recordar aquella noche tan especial. Paso el año y pasaron las diferentes estaciones del ano. Llego la primavera y los prados se llenaron de bellas flores con olores deliciosos. Nieve siempre saltaba entre las flores y cuando llegaba a casa su mama le decía que olia a mil colores.
Llego el verano y la temperatura de el bosque subia, Así que a nieve le gustaba salir a correr hasta un pequeño riachuelo que cruzaba el bosque y de un salto se metia al agua. Allí podía pasar casi todo el día nadando y saltando desde una roca hasta un pequeño lago que formaba aquel riachuelo. Obviamente cuando nieve llegaba a su casa traía mucho pantano y su mama le hacia limpiar antes de entrar. Pero nieve se sentía tan feliz que no protestaba.
Luego llego el otoño y con el cambio de la temperatura venia algo maravilloso. Los arboles del bosque empezaban a cambiar de colores. Nieve que nunca había visto esto se maravillaba de ver como los arboles que antes eran verdes se volvían rojos, naranjas y amarillos. Todo el bosque era una mundo multicolor. Pero el frio llevo a que los arboles dejaran caer sus hojas y nieve vio su bosque convertido en un tapede de hojas. Todo era felicidad para nieve porque así podía saltar por todo el bosque y donde había muchas hojas simplemente se dejaba caer desde alguna roca o desde algún árbol caido. Nieve se reia mucho saltando entre las hojas
Y llego el invierno. La temperatura del bosque era muy fría y ya todos los arboles habían perdido sus hojas. Y una mañana cuando Nieve se despertó vio algo que no podía creer. Todo el bosque era blanco. Blanco como su piel de conejo. Era tan blanco que cuando nieve salia a saltar no se veía porque tenía el blaco de la nieve era exactamente igual a su piel
A Nieve le encantaba el invierno porque podía saltar y jugar en la nieve todo el día sin preocuparse por ser visto por los otros animales.
Un día, mientras exploraba el bosque, Nieve encontró un copo de nieve muy especial. Este copo de nieve era más grande y brillante que cualquier otro que había visto. Parecía brillar con una luz propia, y cuando Nieve se acercó, sintió una calidez inusual que emanaba del copo.
El copo de nieve, al ver la curiosidad de Nieve, comenzó a hablar con una voz suave y melodiosa. "Hola, pequeño conejo. Soy un copo de nieve mágico y puedo concederte un deseo."
Nieve, sorprendido y emocionado, pensó en su deseo. Recordó a sus amigos animales que a menudo se quejaban del frío y de la dificultad para encontrar comida en invierno. "Me gustaría que todos mis amigos animales pudieran disfrutar del invierno tanto como yo," dijo Nieve con esperanza.
El copo de nieve mágico brilló intensamente y, de repente, una ola de energía cálida se extendió por todo el bosque. Todos los animales, desde los osos que hibernaban en sus cuevas hasta los pájaros que se refugiaban en los árboles, sintieron un cambio. Los osos se despertaron de su letargo, los pájaros comenzaron a cantar melodías invernales y los ciervos, que solían temblar de frío, comenzaron a jugar alegremente en la nieve.
Era real magia ya que en el invierno hace mucho frio pero en ese momento todo se sentía como si fuera primavera. Y así cada uno de sus amigos podía salir a disfrutar la nieve pero sin el frio de todo los inviernos. Todo era blanco y hermoso pero el ambiente era cálido y placentero
El bosque se llenó de risas y felicidad.