Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
41. La princesa y el juglar
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Había una vez una juzgado en el medioevo donde iban los casos mas difíciles de resolver.
La corte creada en el siglo 12 en poiteres Francia era conformada mayoritariamente por mujeres y artistas y liderada por la reina Leonor de Aquitania, tenia el encargo de resolver los casos que ninguna otra corte en el mundo podían resolver.
A esta corte se presentó una mujer totalmente destruida a acusar a un hombre que ella decía que le había causado el más profundo de los dolores. La mujer con figura triste y demacrada se presento frente a los jueces de la corte y relato así su padecimiento
Un día mi esposo, el príncipe dueño del castillo, decidió participar en las cruzadas y con gran sentido del deber se despidió de mi ante las puertas del castillo. Paso el tiempo y de mi esposo no llegaron cartas ni mensajes alguno. Mis días se volvieron meses y mis meses se volvieron años. Las noches se volvieron mas largas y pesadas y mi habitación era un desierto de soledad.
Un día llego a la puerta del castillo un hombre, un juglar, pidiendo un poco de alimento y los guardias del castillo, lo dejaron entrar y le dieron posada en uno de los aposentos de los guardias.
Una noche desde mi habitación en lo alto de la torre vi aquel juglar parado ante una pequeña multitud de mis feudos y curiosa lo mande a llamar a mis aposentos.
El joven juglar, entro al salón de recepción y mirándome me dijo.
Princesa, le he traído de las lejanas tierras una historia que con toda seguridad la llevara a vivir nuevas experiencias e inmediatamente comenzó a contarme una historia que me fue difícil de parar de oir y después de algunas horas de escucharla mi alma quería oir más y lo cité para el siguiente día.
Este joven llego de nuevo al siguiente día y continuando con las historias llego a mantenerme allí con el durante horas mientras mi mente viajaba por extraños parajes, llenos de unicornios, dragones y seres fantásticos que antes ni imaginaba que existieran.
Un día el infame joven de mirada penetrante cambio las historias y estas se convirtieron en historias de dapuestos caballeros que rescataban doncellas abandonadas de los mas increíbles peligros y mi alma se fue volviendo una con la de las doncellas rescatadas.
Luego el cruel juglar, de mirada inquietante y sonrisa misteriosa, me contaba cuentos de princesas que salían de su castillo y se enamoraban de príncipes convertidos en sapos que se ganaban su amor y sus afectos
Dias después este abominable juglar, con expresión cariñosa, me narraba como en otros lugares las mujeres se deleitaban durante las noches de soledad con lA compañía de apuestos caballeros y como la pasión crecía en sus corazones y almas
Y una noche este diabólico ser humano, con su suave y deliciosa voz, antes de salir de mis habitación y acariciándome suavemente mi pelo con sus manos, me conto un cuento de un hombre que necesitaba explorar nuevos mundos y se marcho con sus pocas pertenencias a vivir nuevas experiencias en nuevos castillos
Y hoy he decidido después de muchos días y noches de inquietud y soledad y después de ordenar a mis guardias que lo buscaran por los reinos vecinos y trajeran ante mi a este vil y despreciable ser humano, venir aquí a este tribunal creado por usted mi Reina a denunciarlo y que sean ustedes los que dicten sentencia.
Y el Tribunal del amor, creado por Leonor de Aquitania en el siglo 12, para resolver los casos crímenes relacionados con el corazón y el alma encontró a aquel pobre juglar culpable de usar con alevosía la palabra para causar el crimen de encantamiento.